Reflexión
La tauromaquia es el espectáculo más maravilloso del mundo, que hace confluir todas las verdades humanas en torno a un hombre y un animal, pero para que este rito litúrgico se pueda dar debe haber un empresario que lo haga salir adelante.
Yo soy muy joven,
quizá demasiado soñador e idealista,
quizá no comprenda que lo que realmente manda es la taquilla,
quizá no tengo en cuenta que también de pan vive el hombre,
quizá no sepa asimilar que esto de los toros no es más que otro endiablado negocio del capitalismo.
Lo que definitivamente no soy capaz de comprender es que se sigan anunciando a toreros con veinte años de alternativa que han dicho todo lo que tenían que decir en el mundo de los toros.
En las últimas semanas se han venido rumoreando los carteles de las primeras ferias y me he sentido realmente sorprendido la presencia de ciertos nombres que ciertamente están muy lejos de su nivel de antaño, no solo a nivel artístico sino que tampoco son tan importantes en la taquilla como sí pudieron serlo en el pasado.
Mientras Borja Jiménez ha entrado en el tiempo de descuento a Fallas, hay toreros que vuelven ha sentirse en la comodidad de estar en todas las ferias un año más.
Mientras Daniel Luque ha hecho una temporada prodigiosa a pesar de haber sido castigado por el Dios Toro, hay espadas que tendrán a su disposición más y mejores corridas sin merecerlo.
Mientras Fernando Adrián triunfa por partida doble en la primera plaza del mundo, podría asegurar sin miedo al error que será contratado un menor número de veces que matadores que tan siquiera han comparecido en Madrid.
Esta situación no encuentra explicación en la taquilla. Ya me contarán ustedes si Manzanares lleva más gente a las plazas que Daniel Luque, bueno, pues seguramente estos dos toreros estarán en un número parejo de festejos a final de temporada.
El cambio es fundamental y además es posible. Durante varias temporadas este cambio no ha sido posible por la ausencia de relevo generacional, pero de ahora en adelante, nombres como Ortega, Luque o Jiménez han de sonar más que Manzanares, Cayetano, Talavante, Etc.
Bien porque estos estén en muy mal momento, especialmente Manzanares y en menor medida Talavante o bien porque tengan deficiencias en sentidos muy básicos del toreo, como Cayetano.
Este último se mantiene en las ferias porque quizá siga atrayendo a gente por su faceta pública y porque es un gran representante de la tauromaquia defendiéndola desde el diálogo ante la sociedad. Esto no hace olvidar el hecho de que sea un torero muy mediocre.
Manzanares y Talavante, si bien fueron grandes toreros en el pasado (sobre todo el extremeño), actualmente están en un momento horrible (El alicantino más aún) y si todavía llenan las plazas es siempre a rebujo del ciclón taquillero que es Roca Rey.
Sea como fuere, creo que el mundo de los toros está ante una transición en la que viene una generación que si se la trata como se debe contiene toreros que quieren torear bien y hacernos disfrutar. Esperemos que así sea.
Juan Serrano
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